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jueves, 5 de agosto de 2010

Un veto razonable




Alirio Montoya

Sinceramente creí que nuestro Presidente Mauricio Funes iba a sancionar el Decreto Legislativo que “obligaba la lectura de la Biblia en las escuelas”, pensando en que, como es un Decreto que viola preceptos constitucionales, de los muchos que ha aprobado la derecha, debió ser la Corte Suprema de Justicia la que lo declararía inconstitucional una vez entrado en vigencia; pensando en que lo prejuzgarían algunas personas sectarias. Me equivoqué y el Presidente muy atinadamente ha vetado ese Decreto que, a mi parecer era un insulto a la inteligencia humana en un claro proceso de involución del pensamiento.

Debo decir que me formé durante mi niñez en el catolicismo, haciendo mi Primera Comunión y después siendo monaguillo de cierta Iglesia. Después ingresé a la edad de 15 años a las filas del PCS en la época de la posguerra. Luego estudié mi bachillerato en Humanidades en un colegio protestante. Tenía que soportar una hora de la clase llamada Biblia, y también una hora del tortuoso Devocional; soporté todo eso porque era el único colegio que impartía el bachillerato antes señalado. Valió la pena el sacrificio. En ese colegio leí la Biblia de pasta a pasta, revés y derecho, a la inversa y viceversa. Eso, potenció aun más mi incompatibilidad con esas vetustas creencias. Para esos días comencé a leer a José María Vargas Vila y principalmente su libro “El ritmo de la vida”, en el cual hay una parte que dice: “Porque no hay en el hombre amor hacia Dios, sino, temor a Dios; de ahí el por qué el hombre le crea sus Templos, no para adorarlo, sino para desarmarlo”. Comprendí que la religión se ha encargado de hacerle mucho daño a la humanidad, a excepción de algunos agrupamientos dentro de la Iglesia Católica que practican la verdadera solidaridad de la doctrina cristiana. La mayoría de libros hablan de guerras, orgías e intrigas. Y si me ponen a escoger entre el “Sermón de la montaña” y “La limpieza del Templo”, me quedo con el último.
Lo que el Presidente ha hecho es algo aplaudible y digno de reconocer. En este país hay libertad de culto y, ese tipo de enseñanzas, debe ser impartido en el seno de la familia y en las iglesias. Lo que se está previniendo es una guerra al estilo Irlanda del Norte donde católicos y protestantes se asesinaban. Los mediadores fueron un buen número de ateos en esa isla europea. George W. Bush y Tony Blair, uno protestante y otro católico, asesinaron miles de iraquíes y afganos; pero conozco a bastantes ateos que nunca han matado ni tan siquiera una hormiga.

Lo anterior, era algo que ya se veía venir. Un pastor evangélico salió diciendo que el temor de la Iglesia Católica era “perder feligreses”. Eso ya era una anticipada declaratoria de guerra. Después este mismo pastor proveniente de las filas del sionismo tobysta, en una entrevista bien planificada, sermoneó al Presidente Funes por haber vetado ese Decreto. Sale con una Biblia y un ejemplar de la Constitución; y dice que el Presidente desechó la Biblia, espero –dijo- que no haga lo mismo con la Constitución. Habría que preguntarse cuál era la Biblia que tenía en sus manos, si la de Cipriano de Valera, la Jerusalén o la Latinoamericana. Hay una Biblia que tiene menos libros, maldito aquel que le ponga o le quite una sola letra a la Biblia. ¿Quién le puso más letras o le quitó a la Biblia? Eso que lo responda este pastor.

Los medios de comunicación estuvieron copados sobre estos debates cuando había cosas más importantes que debatir. Se encajonaron en una discusión Bizantina, la cual consistía en saber cuántos ángeles cabían en la punta de un alfiler. Hubo un lego de esa época que dijo que iba a depender del tamaño de la cabeza del alfiler, pero en la réplica de otro se escuchó decir lo contrario, que iba a depender del tamaño de los ángeles. Esa fue una discusión improductiva.

Muchos se escudan en preceptos bíblicos en una clara falsa y doble moral. Por ejemplo, el gran ideólogo de ARENA ya salió en defensa de la paliza que los capitalinos le darán a Norman Quijano, y recurre a escudarse en Dios. Y dice: “Norman Quijano está trabajando para que le recuerden como un funcionario valiente, creativo y audaz. Haberse quedado lamentando la falta de apoyo del Gobierno y la Asamblea Legislativa en su proyecto estrella relacionado con el transporte público, el Metrobús…” Y continúa diciendo don Luis Mario Rodríguez Pérez en su plegaria: “Por eso servir para obtener privilegios, o lo que es peor, servir para fomentar la corrupción y el despilfarro de los bienes públicos, no sólo significa violar la ley, por cuya transgresión se debería pagar una pena, sino y principalmente, es ofender a Dios y dar la espalda a uno de los mandamientos que todo cristiano debería cumplir con respeto y gratitud”.

Este es un verdadero mea culpa anticipado que no necesariamente proviene del titular del castigo en las urnas en el 2012; o a lo mejor el señor Rodríguez Pérez está hablando hacia atrás, en y para la administración de la cual él formó parte.

Norman Quijano prometió la construcción de las bóvedas y el famoso Metrobús, pero nada de eso va a ser capaz de hacer. Por ello es que está pasando por encima de los intereses de los pobres comerciantes pretendiendo darle un maquillaje a su pésima gestión. Yo estoy de acuerdo en el reordenamiento, en lo que estoy en contra es en el desalojo como una medida electorera y desesperada. Creo que don Luis Mario se adelantó demasiado, hubiera esperado el momento preciso para su súplica celestial a favor de Norman Quijano.

Volviendo al tema de la Biblia, pienso que lo ideal sería enseñar nuevamente en los bachilleratos las materias de filosofía, historia universal, sociología, moral y hasta economía. Por supuesto que a las derechas políticas y económicas eso no les convendría porque esas materias despiertan conciencias y vuelven al ser humano más sensible ante los problemas sociales. Además, en países europeos, a raíz de la crisis estructural del sistema capitalista, recurrieron a los escritos de Marx. Los escritos de Marx rompieron récords de ventas en las librerías europeas a finales de 2008. Pero la Biblia no nos enseña a salir de la crisis producto del sistema en descomposición en el cual vivimos. El veto es razonable, en tanto que factores emotivos no lograron vencer la razón.

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