¡NACIMOS PARA VENCER!

NI MALTRATOS, NI HUMILLACIONES, NUNCA MÁS !!!

Escríbenos a info@simeduco.org; y a simeduco@yahoo.es Síguenos en facebook y en twitter:@SIMEDUCO y visita nuestra página Web: www.simeduco.org
REPRESENTACIÓN JUDICIAL Y EXTRAJUDICIAL:
Secretario General, Licdo. Francisco Zelada: Tel. 76830292;
Secretario de Organización y Estadística, Licdo. Joaquín Orellana: Tel. 76829982; y
Primer Secretario de Conflictos, Prof. José Daniel Rodríguez González: Tel. 76830679.

DIRECCIÓN: Central Sindical Independiente CSI, 23 Calle Pte. Pje. 3, No.1216, Colonia Layco, San Salvador.
“Trabajo, Organización y Lucha".


jueves, 5 de julio de 2012

La gente ya no me pide que queme los penales


Desde su puesto como director de Centros Penales, Nelson Rauda ha sido una de las personas que más ha tenido que modificar su discurso desde que se anunció la tregua entre las dos pandillas principales del país.

Escrito por Sigfredo Ramírez/ Fotografías de Giovanni Lemus
Domingo, 24 junio 2012 00:00 La entrevista sucedió en dos sesiones. En dos contextos abismalmente distintos. La primera sesión fue la soleada mañana de un día de abril, antes de la tregua entre las dos pandillas principales de El Salvador. Cuando las masacres eran el titular de casi todos los días, el director de Centros Penales, Nelson Rauda, se sentó en uno de los sillones de cuero negro de su despacho para hablar de las cárceles.
El director llevaba puesto un traje café claro que parecía ser el mismo que usó cuando fue juramentado en el cargo, el 7 de febrero de 2012. El día que le encomendaron un resquebrajado sistema penitenciario con capacidad para 11,000 personas y que recluye a alrededor de 25,000. Cárceles de las que el mismo ministro de Seguridad, David Munguía Payés, dijo “no son del todo seguras”.
La seguridad es uno de los grandes retos encomendados a Rauda, y en abril, los penales tenían mayores restricciones en el número de visitas de cada reo. Las amplias requisas a los visitantes eran criticadas por los defensores de los derechos humanos. Cuando llevábamos 30 minutos de entrevista, se le preguntó a Rauda sobre los polémicos registros “invasivos” –en el ano o la vagina– que se hacían a los familiares de los reos. Rauda calló por un momento. Dijo que guardaba la respuesta a la interrogante en una pequeña bolsa transparente.
El director encontró la bolsa en uno de los muebles de su oficina, adentro tenía unas pelotitas cafés como canicas.
—Estas bolitas están rellenas de tabaco y las otras son de levadura para chicha, las decomisamos en un penal de pandilleros –dijo el director de Centros Penales.
Las cápsulas fueron elaboradas a mano, en un trabajo tan minucioso como el de un cirujano, e ingresaban a los centros penales escondidas por los visitantes. Rauda explicó que como las pelotitas son más pequeñas que una uva, las empapan en aceite vegetal y se las tragan, para que cuando el visitante está adentro las defeque. “O claro, se las meten en el ano o la vagina en el caso de las mujeres”, dijo Rauda examinando la canica entre sus dedos.
La bolsa que mostró el director de Centros Penales en su oficina fue parte de un decomiso que se hizo mediante el equipo de inteligencia de la dirección. En ese tiempo, los militares hacían registros en los centros penales en los que estaban destacados y no eran raras las veces en las que se topaban con esta clase de hallazgos.
En aquel momento, Rauda dijo estar claro en que al dirigir un sistema penitenciario tan debilitado “te haces de más enemigos que amigos, pero es un costo que decidí pagar”.
¿Cómo se asume el reto de ser el director general de unos centros penales con condiciones tan paupérrimas como los de El Salvador?
En términos de oportunidades, cuanto más difícil parece algo, más grande es la oportunidad que tienes, entonces lo veo como una gran oportunidad para el país. Para la herencia que les estamos dejando a nuestros hijos. Porque en la medida en que nosotros tengamos éxito en nuestro trabajo, le estaremos dejando un mejor país a nuestros hijos.


¿Usted es de los que considera que las cárceles son en cierta medida el reflejo de la sociedad?
Sí, hay un profesor alemán que acuñó esa frase: si quieres que te diga en qué sociedad vives, muéstrame tus cárceles. La descomposición social se refleja en la delincuencia. Nuestro sistema de información penitenciaria es claro: la mayor parte de privados de libertad vienen de lugares altamente poblados y con exclusión social. ¿Es la delincuencia una expresión de la sociedad? Sí. Aquí hemos visto cosas tan estúpidas como que se maten por un parqueo.

Con $34.8 millones al año para mantener a 25,000 personas, ¿cómo salen las cuentas?
Ya con refuerzos y otros desembolsos llega a los $40 millones. Pero de ese dinero, el 90% es para dar cobertura a la alimentación de los privados de libertad y servicios básicos como agua, luz eléctrica, y salarios de los empleados. En el caso del agua, pagamos facturas fuertes, y hemos ido previendo aumentos en cuanto se incrementan las personas que llegan. El hacinamiento es complicado y las prisiones antiguas no están preparadas para tanta gente.

Las autoridades de seguridad hay dicho que van a capturar a más personas...
Claro, pero el ministro nunca deja afuera las prisiones. Él está claro que en la medida en que la policía sea efectiva, también se debe buscar una solución al hacinamiento. Por eso ha planteado la adecuación de una maquila que nos dé 3,000 espacios para individuos de baja peligrosidad. Necesitamos nuevos espacios porque las cárceles que tenemos son obsoletas. Como Mariona, que incluso está mal construida. Parece escuela más que cárcel.

¿A qué le está apostando desde la dirección con tan bajo presupuesto e infraestructura?
A aprender de las experiencias en cuanto a la gestión. Hay experiencias muy interesantes en países como República Dominicana que, con un nuevo modelo de gestión, ha logrado bajar la reincidencia del sistema penitenciario de 60% a casi un 2.3%. Antes, de cada 100 internos regresaban 60 de ellos. Ahora vuelven solo dos.

¿De qué porcentaje es la reincidencia penitenciaria en el país?
Aquí no teníamos parámetros de medición hasta esta administración. El sistema de información lo instalamos en octubre de 2010. De esa fecha para acá tenemos un 13% de reincidencia, pero yo sospecho que puede ser más. Y es que antes todo era manual y cómo buscabas a un Nelson Rauda en libros. Solo que algún custodio me identificara físicamente. Pero no había una manera científica y tecnológica de probar que yo ya había estado preso.


¿Y la documentación del proceso penal del interno?
Los delincuentes normalmente no andan DUI, y cuando se les pregunta cómo se llaman pueden usar hasta tu nombre. ¿Y cuál es el problema? Ninguno. Yo doy tu nombre y así queda en el proceso. Un montón de gente se enfrenta a esa sorpresita en el aeropuerto, cuando migración le dice que tiene restricción por orden de captura. Hay gente a la que allí la han capturado. Solo porque el detenido se aprendió su nombre y ese dio ante las autoridades.


¿Ocurre incluso cuando un juez hace la identificación a los reos?
Exacto, si el juez lo quiere identificar se puede hacer mediante dos testigos que den fe del nombre. Pero ya se han dado casos en los que ha capturado a tres personas robando y todos son testigos de todos. Se ponen de acuerdo y usan los nombres que quieren. No hay forma procesal de negarlo. Por eso ahora en los penales se toman las huellas a los que ingresan.


¿Cómo se garantiza que este nuevo sistema de identificación de reos funcione?
Bueno, el equipo que permite tener el registro dactilar y rastros biométricos de las personas ya estaba. No lo compramos nosotros, sino que fue una decisión de la administración anterior, pero el sistema estaba tirado. No me pregunte las razones. No las sé. Pero tomaba huellas a la mitad del dedo, o fotos a solo una parte del rostro, solo las cejas, por ejemplo.

Además de las precariedades de las cárceles, otro de los grandes problemas es la inseguridad, ¿cómo avanzan las depuraciones de custodios?
La depuración no ha terminado. Todavía hay mucha gente que se presta a cosas ilícitas en los penales. Pero hay que hacer la aclaración de que no solo es el personal de custodios, sino empleados de otras instituciones del Estado. Hay casos como el de unos profesores en el penal de San Francisco Gotera, que daban clases dentro del penal y a quienes en una requisa les encontramos un paquete que tenía $1,540, dos teléfonos celulares, seis chips y dos paquetes con droga.

¿Encontraron el paquete en la entrada del penal?
¡No, ya tenían el paquete en sus escritorios! Estaban dentro del penal. ¿Cómo llegó hasta allí? Esa es la clave, y allí coexistimos dos instituciones: los custodios de la dirección de Centros Penales y la Fuerza Armada. Lo más complicado en el caso de esos profesores es que después te toca escuchar las quejas del sindicato SIMEDUCO que ya estaba amenazando con hacernos una huelga. Dicen que los registros a los profesores son demasiado rigurosos.


¿Son las mismas las requisas para los profesores que para un visitante común?
No, algunas veces el personal de custodios y la Fuerza Armada tienen alguna consideración por su cargo. Esto es bien jodido. Porque te haces de más enemigos que de amigos. Pero es un costo que decidimos pagar.

¿Cómo fiscalizan las visitas de los grupos religiosos a los centros penales?
Una vez un pastor evangélico llevó un par de muletas al penal de Ciudad Barrios para regalárselas a un privado de libertad que tiene paraplejía. Pero antes se hizo la revisión, las desarmaron y descubrieron que iban taqueadas de cocaína. El pastor fue separado de la iglesia y procesado. El tema de los registros invasivos es bien complejo. Y te lo sacan en todas partes. Allí se te vienen encima Derechos Humanos, ONG, personas particulares y más.

¿Qué papel juega la Fuerza Armada en esto?
La Fuerza Armada juega un papel clave y vital en asocio con nosotros en la detección de droga y de otros ilícitos que se intenta ingresar a los centros penales.

¿Tienen los militares la autorización legal para hacer requisas “invasivas”?
No.

¿Bajo qué figura se amparan para hacerlas?
Directamente, no está prohibido por ley, pero en El Salvador hay una normativa internacional de Derechos Humanos que tiene alguna aplicabilidad. Pero más allá de si hay norma expresa o no, lo que valoramos es el criterio de ponderación constitucional.

¿En qué se basa el criterio?
Básicamente es la ponderación de intereses. Por un lado yo tengo que respetar la dignidad del visitante a un centro penal, pero también tengo que resguardar la seguridad pública de personas que están siendo extorsionadas, asesinadas o secuestradas por órdenes que hayan emanado de los centros penales. Órdenes que se comunican por medio de los celulares que la visita entra.

¿Han detectado si esta gente que ingresa con droga o celulares dentro del cuerpo lo hace por presión, por amenazas o por simpatía con delincuentes?
Hay de todo, hay gente que lo hace por dinero. Pero la verdad es que hay casos espeluznantes, como el de una mujer que se metió un objeto de 37 centímetros en el ano. Y que cuando tenía el objeto adentro fue penetrada por un hombre para que quedara aún más adentro, y no fuera detectado si le hacían un palpado. Por información de inteligencia se ubicó a la señora, que se mostró ansiosa, y eso la delató. Esa señora tiene el récord del sistema penitenciario. Antes el récord lo tenía un hombre en el penal de Ciudad Barrios que se había metido un objeto que medía 25 centímetros.

¿Parten ustedes de que cualquier persona, independientemente de sus características, podría pretender ingresar ilícitos a los penales?
En Mariona se tuvo un caso que fue bien difícil de manejar, incluso para la Fuerza Armada. Porque a una ancianita le detectaron que llevaba $200 pegados a las piernitas en una silla de ruedas. Era una señora de 80 años. Por eso es que tú no puedes medir a la delincuencia en tanto como tú actúas. Tú no serías capaz de pedirle a tu madre anciana que se meta un bolado de esos en la vagina. Ellos sí.

¿Y cómo se trabaja con gente que puede usar a su propia madre para ingresar droga?
Allí es cuando vuelves a la pregunta inicial: ¿y dónde falló la sociedad para que esta persona actúe con este tipo de valores? Porque la sociedad no le pudo enseñar valores como la consideración a la propia familia. Tienes que hacer un trabajo muy fuerte, que es nuestro reto.

La segunda parte de la entrevista con Nelson Rauda sucedió el 7 de junio de 2012. El mismo día en que el director de Centros Penales cumplió cuatro meses de estar en el cargo. Y exceptuando por el tema del hacinamiento, el panorama en las 19 cárceles del país que Rauda plantea es radicalmente distinto al de la primera entrevista. La tregua entre pandillas se encaminaba a los 100 días de vigencia y con ella se ha tenido un viento de cambio a los penales. Los militares se replegaron al perímetro de las prisiones, las visitas se han incrementado y los hijos de los reos ya pueden entrar a verlos.

Los periódicos han dado cobertura al cambio dentro del sistema administrado por Rauda. Se han suscitado agrias polémicas entre distintos sectores de la población por aspectos como el ingreso de televisores a los centros penitenciarios. El cambio de los reos es digno de una novela televisiva. Los mismos presidiarios que, según Rauda, podían ser capaces hasta de usar a sus ancianas madres para ingresar ilícitos a los penales pidieron disculpas a la población por la muertes, las extorsiones, los secuestros y más delitos. Redactaron un comunicado de prensa y pidieron perdón a la sociedad. El promedio diario de homicidios bajó de 12 a siete. Todo pasó en unos cuantos meses.


La situación en los centros penales ha cambiado drásticamente, ¿cuál es su evaluación de la tregua entre pandillas?
La tregua entre las dos principales pandillas ha tenido un efecto en cascada hacia los centros penales. La inmensa mayoría de los privados de libertad entienden que este es un momento coyuntural en el que pueden encontrar una alternativa, y creo que si no lo hacemos en este momento va a ser muy difícil.

¿Cómo ha sido el comportamiento de los pandilleros desde el anuncio de la tregua?
Pues, la verdad es que están totalmente pacíficos, colaboran mucho más que antes...

¿En qué aspectos colaboran?
Bueno, en general hay menos resistencia al encierro, a la disciplina, a las normas que se les pone. La verdad es que hay un contexto muy distinto, yo creo que hasta cierto punto ellos procuran una especie de autorregulación, esto se ve reflejado en un mayor sometimiento a las normas de los centros penales, a los códigos de convivencia.

¿Qué retos ha representado este cambio dentro de las prisiones del país?
El reto siempre sigue siendo el hacinamiento, que es la raíz de una serie de problemas que tiene que ver con la visita. No es lo mismo darles visitas a 100 que a 1,000 privados de libertad. Hemos tenido que gestionar las visitas de manera escalonada. Por otro lado, el hacinamiento también tiene que ver con la salud y el estado de ánimo de los internos. No es lo mismo levantarse cuando has dormido bien que cuando has descansado en un espacio reducido.

Con la retirada de la Fuerza Armada de la entrada de los penales, ¿se ha dificultado el trabajo de revisar a todos los visitantes?
No, el retiro del ejército de la entrada de los penales fue una operación totalmente planificada y no nos complicó en nada. La dirección de Centros Penales venía preparando un equipo propio para hacer los registros desde cuatro meses antes. Lo que hicimos fue capitalizar toda la experiencia en registros que tenía la Fuerza Armada, y seguimos nosotros.

El ministro de Seguridad comentó que cualquier beneficio dentro de las cárceles iba a depender del buen comportamiento. ¿Cuáles son estos beneficios?
Bueno, antes hay que decir que todo se hace en el marco de la ley, porque muchas veces la gente se confunde. Por más que monseñor Colindres sea el intermediario, nosotros no hemos actuado afuera del marco de la ley. En ese orden, hemos ampliado de dos a cuatro horas el tiempo para la visita, y de la posibilidad de recibir a dos familiares, se pasó a cuatro.

¿Es esta una flexibilización de las medidas?
No, pero porque la situación sigue siendo igual. Entran dos familiares de los reos a las 8 de la mañana y estas dos personas tienen que salir a las 10 de la mañana. Después entran los otros dos familiares. No hay un desorden en las visitas, sino que solo hemos ampliado el rango de los horarios que se pueden tener. Además que ahora sí pueden entrar los hijos de los privados de libertad, antes estaba prohibido.

¿Ha sido difícil ordenar a tanta gente?
Bueno, todavía no hemos sacado el porcentaje de en cuánto se han incrementado las visitas que reciben los privados de libertad. Yo creería que el aumento es entre 30% y el 40%. Lo que ha ayudado bastante es que ahora todo es más fluido por los nueve escáneres que tenemos en los penales con seguridad más fuertes, ya no se revisa cada paquete.

¿En qué ha cambiado el apoyo que da el ejército?
La Fuerza Armada amplió el perímetro alrededor de los centros penales. Más que todo por el tema de los lanzamientos de ilícitos de una distancia considerable. No se necesita ser campeón olímpico para lanzar paquetes al patio de penales como Mariona, y los patrullajes de la Fuerza Armada nos están dando resultado. En el penal de Ciudad Barrios se detuvo a una persona con una mochila con 20 teléfonos que estaba a 150 metros de los muros del penal.

¿Pero se siguen realizando los registros invasivos?
Todavía no renunciamos a ese método de revisión, pero ahora se le pide apoyo al personal de enfermería que tenemos en los centros penitenciarios, para que ellos hagan el palpado como lo rigen los estándares médicos. Estos registros solo se le hacen a personas que hemos identificado como sospechosas de querer ingresar ilícitos.

Pero estos registros son menos que los que se hacían antes de la tregua...
No, yo creo que el número de este tipo de registros se mantiene, porque mientras no tengamos los escáneres no podemos renunciar a este tipo de métodos. Los registros invasivos son los que nos garantiza los niveles de reducción de teléfonos en el interior de los centros penales.

¿Ha habido nuevas capturas por estos registros?
Una o dos personas se detiene todos los días por intentar ingresar objetos prohibidos a los centros penales. Ayer se detuvo a una señora que intentó introducir unos chips de teléfono y al empleado de una empresa proveedora que llevaba un celular.

¿Cuándo esperan recibir los escáneres con los que se evitaría esta clase de registros?
Bueno, se está solicitando un préstamo de $3 millones para adquirir 19 escáneres. Si lo aprueban, tendríamos más seguridad y un completo respeto a la dignidad de los visitantes de las cárceles. No necesitaríamos poner la mano encima de nadie y sabríamos si una persona lleva un ilícito en su cuerpo. Sería llevar tecnología de punta a criminales de punta. Porque no podemos seguir atacando la delincuencia de hoy con métodos del siglo XVIII. La requisa corporal de palpado se comenzó a implementar hace muchos años, y no es suficiente cuando se tragan las cosas.

Con la tregua se plantea que los pandilleros recluidos han dado órdenes a los de afuera para frenar los homicidios, ¿se ha incrementado la seguridad en los penales tomando en cuenta cualquier atentado por no querer seguir esas órdenes?
Sí, nosotros hemos redoblado muchos esfuerzos de seguridad, por ejemplo, la Fuerza Armada no se ha apartado de ninguno de esos centros, sigue teniendo una presencia igual o mayor a la que ya tenía. Además, tenemos el apoyo total de la Policía Nacional Civil, y a nuestro personal lo mantenemos en un estado de alerta permanente, como debe de ser en el sistema penitenciario.

¿Qué más ha cambiado con la tregua?
Yo creo que ha cambiado la percepción que la población en general tiene sobre los temas del sistema penitenciario. Ahora nos dicen que hay que seguir adelante con el trabajo. Antes, cuando yo estaba en entrevistas en vivo, la gente llamaba para decir que estaban haciendo una colecta para comprar gasolina para prenderle fuego a los penales. Ahora ya no.

¿Usted siente en verdad que ha cambiado?
Sí, y los medios han jugado un papel vital, es importante que la población entienda que las personas en las prisiones son ciudadanos salvadoreños. Miembros de nuestras familias y que tarde o temprano puede llegar alguien que conocemos a prisión. Hay gente que todavía nos pregunta que cómo están los hoteles que manejamos. Pero creo que esto tiene que ver con el dolor que hay en la sociedad que es de las víctimas y de los privados de libertad.

Muchos criticaron beneficios de la tregua, como el hecho de que haya televisores de última generación en los penales.
Sí, y yo no entendí qué pasaba con esos televisores. ¿Cuál es la gran polémica? No les estamos dando prerrogativas ilegales a los privados de libertad. Los televisores son para colocarlos en las zonas comunes, y lo que no está permitido es que tengan los aparatos de manera individual en el interior del penal.

¿Y qué programas se sintonizan en esos televisores?
Los canales nacionales, por estos días, partidos de fútbol. ¿Qué tiene de extraordinario que pasemos los juegos de la Eurocopa a los presos? Por lo menos sueltan la euforia por un momento y nunca hemos tenido conatos de violencia. Incluso en los partidos entre Barcelona y Real Madrid, que provocan peleas en los bares. Pero no solo ven partidos de fútbol, los televisores también son utilizados en cine fórum.

¿Qué tipo de películas se les pasan?
De las que yo recuerdo: El niño del pijama de rayas, sobre los campos de concentración en la Segunda Guerra Mundial. Lo que tratamos de hacer es bajarles el estrés del encierro proyectando películas.

¿Cómo evalúa el hacinamiento en las bartolinas de la policía y las fugas de internos que se dieron hace unas semanas en San Francisco Gotera?
Bueno, el hacinamiento ya llegó hasta las bartolinas y es preocupante. Para nosotros, ya es un subsistema penitenciario. La policía tiene a casi 3,000 personas metidas en sus bartolinas, que es una cantidad poco manejable a ese nivel de infraestructura. El hacinamiento solo le pone más presión a la dirección de Centros Penales y al Gabinete de Seguridad. Por eso procuramos hacer gestiones rápidas de proyectos como el de las pulseras electrónicas.

¿En qué consiste el plan de las pulseras?
El plan consiste en colocar 2,000 pulseras a reos de baja peligrosidad por dos años. Se invertirían $6 millones. Actualmente tenemos reuniones con el ministro de Hacienda para tramitar el préstamo de $43 millones a través del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Porque la prisión no puede ser la única solución a todo. Hay casos como el del diputado (Rodrigo Samayoa) que es implicado en violencia intrafamiliar. Si la Asamblea Legislativa lo desafuera, ¿qué hago con él en uno de los centros penales? ¿Necesita estar en prisión?

¿Las pulseras electrónicas serían solo para reos de baja peligrosidad?
Sí, en casos de violencia intrafamiliar, las pulseras son efectivas para la protección de la víctima. Porque se le puede poner una a él y otra a la víctima, y la pulsera da una alerta cuando se acercan a menos de 100 metros. Da tiempo para llamar a la policía. Y así hay otros casos de personas que ahora están presas por delitos como estafa, usurpación, portación ilegal de armas, conducción temeraria. Casos abismalmente distintos a extorsión, homicidio, robo. Deberíamos dejar la cárcel para eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

DÉJANOS AQUÍ TU COMENTARIO