Más de 350 estudiantes de bachillerato han abandonado sus estudios en lo que va del año. Según directores de los principales institutos nacionales, la causa primordial es la violencia.
Escrito por Ronald Ruiz/Juan Carlos Barahona/Carla García/ German Rivas
Lunes, 20 junio 2011 00:00
LPG
“La mayoría de alumnos se queja de la economía, pero lo más difícil son las amenazas y extorsiones a las que son sometidos.”
Doris de Castillo, directora del INAC
“Amenazas siempre hay. Pero el amenazado calla, generalmente. Son pocos los que expresan la realidad.”
Rubén Cardoza, director del INCO
“Debe haber una policía escolar. Si existe una policía de Turismo, una de Medio Ambiente y una que investiga las drogas, por qué no una escolar.”
Óscar Melara, director del INTI
Cientos de estudiantes de los principales institutos nacionales del país han desertado en lo que va de 2011 debido a la violencia social, generada principalmente por las pandillas.
Así lo revela un sondeo hecho por LA PRENSA GRÁFICA en el Instituto Nacional de Comercio (INCO), Instituto Nacional General Francisco Menéndez (INFRAMEN), Técnico Industrial (INTI), Albert Camus (INAC) y Thomas Jefferson, en San Salvador.
También se consultó a las autoridades del Instituto Nacional José Damián Villacorta, de La Libertad, e Instituto Nacional de Santa Ana.
Las principales causas por las que dejan de estudiar son amenazas, extorsiones, reclutamiento a pandillas, asaltos, inseguridad e influencias negativas en las afueras de los centros de estudios o en el sector de residencia.
El recuento de estudiantes que abandonaron sus estudios de enero a la fecha arroja 353 casos.
Algunos sectores en los que residen los estudiantes que desertaron son vulnerables al flagelo de la violencia. Las condiciones del trayecto entre la casa y el centro de estudio, y viceversa, son cruciales para la permanencia o no del alumnado en su proceso de formación académica, aunque la principal amenaza proviene de jóvenes inmersos en pandillas.
“Los alumnos deben someterse a las indicaciones de la pandilla que domina su barrio o colonia; en caso contrario, surgen amenazas de muerte que luego se traducen en una deserción a causa del miedo”, aseguró Óscar Melara, director del INTI.
A su juicio, la mayor vulnerabilidad para los estudiantes se genera durante el traslado de sus casas al instituto, porque es cuando pueden tener contacto con los pandilleros.
En el INTI han desertado 40 alumnos entre enero y lo que va de junio. De estos, 16 expresaron que fue directamente por la violencia y otros seis por cambio de domicilio.
Pero este último hecho, en varias ocasiones, es propiciado por el mismo flagelo de la violencia, ya que ante una amenaza de extorsión la familia del alumno decide trasladarse.
Del resto, 13 dijeron que por bajo rendimiento académico y tres lo adjudicaron a la “mala economía”. Durante 2010, el INTI registró la deserción de 87 alumnos.
Por otra parte, Rubén Cardoza, director del INCO, explicó que los alumnos que son amenazados no hablan por temor. “Amenazas siempre hay, pero la mayor deserción está en primer año. Por ello, no estamos seguros de que sean amenazados o hayan desistido al bachillerato como tal”, explicó.
Según Cardoza, en el INCO se han marchado 52 estudiantes en lo que va del año y 32 han retirado documentos, mientras que los 20 restantes no. Quienes retiraron documentos podrían haberlos utilizado para ingresar a otra institución, pero no hay certeza.
En el INCO, los facilitadores intentan minimizar la violencia con cateos a estudiantes. Este año han incautado dos navajas y un corvo corto. Además, los encargados de la disciplina interna detectaron que algunos capiruchos habían sido taqueados con marihuana para facilitar su ingreso.
“Hemos solicitado a la Policía que ingrese a la institución para que haga algunos cateos, pero no lo hacen. Para nosotros, como maestros, es bien comprometedor estar efectuándolos”, indicó Cardoza.
En lo que respecta al INAC, su directora, Doris de Castillo, mencionó que los estudiantes se retiran por diferentes motivos: violencia, limitantes económicas, desintegración familiar y migración.
Dichos problemas les han hecho experimentar una deserción de 98 personas hasta este mes, mientras que en el mismo período de 2010 fueron 50.
“La mayoría se queja de la situación económica, pero lo más difícil son las amenazas y extorsiones en sus colonias”, explicó De Castillo, quien prefirió no ahondar más en el tema de violencia por su seguridad.
El director del INFRAMEN, Sergio Mejía, ha implementado un plan estratégico a partir de un diagnóstico en el que identificaron las zonas más vulnerables para los estudiantes al interior de la institución, dando paso a una mayor vigilancia en determinados espacios considerados de más alto riesgo de violencia.
Para Mejía, es prioridad generar un control interno en la institución, que se convierta en un ambiente seguro y de buena convivencia. “Hemos identificado esos espacios y ahora vigilamos más. Han habido charlas de concienciación de parte de los orientadores disciplinarios”, concluyó.
Las estadísticas de deserción en este reconocido instituto no se detallan con claridad, debido a que algunos estudiantes retiran la documentación, por lo que se califica como traslado.
Además, un alumno puede haber faltado a clases un mes completo y se le podría estar considerando como desertado, aunque regrese en algunos días.
No obstante, Mejía calculó que el 5% de sus estudiantes han abandonado su formación en lo que va de este año. Esto equivale a 125 alumnos, aproximadamente, pero dijo que se debe tomar en cuenta que no todo el que se retira abandona el plan educativo.
Respecto a las riñas entre estudiantes del INFRAMEN y otros institutos, dijo que han disminuido, “pero ha sido un esfuerzo de todos, tanto del Ministerio de Educación (MINED), las autoridades de algunos institutos, la Policía, Fuerza Armada y algunas empresas privadas y ONG”.
A su juicio, los avances quizá no sean los esperados, pero el accionar de todos los sectores puede ir cambiando la situación.
En el instituto Damián Villacorta se han registrado 70 alumnos desertados, en el Thomas Jefferson 11 y en el Instituto de Santa Ana cinco. Si esta tendencia se mantiene, las deserciones al final del año serán más pronunciadas.
Una fuente de la Policía, que pidió el anonimato, aseguró que se han identificado zonas vulnerables para los estudiantes al interior de los institutos y sus alrededores.
Algunos lugares donde se cometen amenazas o reclutamientos son los baños, pasillos traseros y en las afueras de los centros.
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