La lucha de cada día por llegar a la escuela

"Lo más importante en un maestro es ser honesto, ser responsable y dar todo por los demás"
* Maestros con nota "10"

Lunes, 21 de Junio de 2010

Alma Iris Pérez se levanta todas las mañanas a las 5:30 de la mañana para llegar puntual a dar clase a los alumnos de parvularia de una pequeña escuela en el cantón La Esperanza, de San Pedro Perulapán.

Nunca sabe si ese día habrá un bus que la lleve o tendrá que hacer a pie el largo camino que hay desde la entrada del cantón hasta el escondido centro educativo, o si tendrá que regresar en la noche por veredas y cerros para evitar las zonas de peligro, "el llegar aquí es un reto", comenta.

En el patio donde juegan los niños de parvularia han tratado de tapar con una mano de pintura las marcas de los grupos pandilleros que dominan la zona, pero los pequeños corretean de una lado a otros sin prestarle atención.

Muchos profesores dejarían de ir los días de paro de autobuses, lo que últimamente es bastante frecuente, pero Alma Iris se siente responsable de sus pequeños alumnos y es incapaz de defraudar a "tantos niños que vienen de tan lejos con la esperanza de que van a venir sus profesores", dice.

Probablemente su vida sería más fácil si se trasladase a una escuela de la ciudad.

Podría pasar más tiempo con su niña de cinco años y toda su familia dormiría más tranquila.

Pero a ella le gusta su trabajo en esa escuela, donde desde hace cinco años imparte clase a 75 niños de kinder y preparatoria. "Yo quería trabajar en el campo porque aquí es donde uno es más útil", afirma.

A pesar de que sus seres queridos preferirían que trabajase en otro lugar dice que respetan su decisión y que la apoyan.

Su papá, profesor de bachillerato, ha sido su inspiración porque "además de darme principios y valores me enseñó a luchar, a ser útil en la vida". Siempre quiso ser maestra, "desde que estaba pequeña", aunque también se planteó ser doctora, "pero de pediatría, para estar con los niños", afirma.

Reconoce que le gusta su trabajo, pero las palabras sobran cuando uno la ve dando clase a los pequeños. Entonces se convierte en un niño más. Baila, canta y da palmas, aunque dice que en la parvularia no sólo se va a eso, sino que tienen un programa de estudio y que es importante que todos los infantes vayan a la escuela a esa edad.

Se toma su trabajo en serio y, aunque para sus alumnos es una "maestra 10", a ella le gustaría seguir estudiando para poder ser mejor docente; terminar la carrera, que tuvo que abandonar por el embarazo, aprender inglés y viajar a otros países para ver cómo enseñan allí.