Maras amenazan a docentes y exigen un trato "especial" para los alumnos cercanos a ellos. Pandilleros se ganaron el derecho de entrar a la hora que se les antoja. En San Rafael Oriente, estos grupos tratan de "regir" el Instituto Nacional. La PNC los vigila por varios casos de extorsión
FRANCISCO TORRESSábado, 3 de Septiembre de 2011
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El bullicio del centro migueleño opaca algunas realidades. Entre ellas la que se sufre a diario al interior del centro escolar Sagrado Corazón de Jesús, donde a los docentes les ganaron la moral los pandilleros que ahora entran como "Juan por su casa" cuando les da la gana.
"Es una situación en la que los profesores están perdiendo un poco el control", reconoció el inspector Nelson Portillo, jefe de la unidad de prevención de la delegación policial de San Miguel.
El Diario de Hoy conversó con varios docentes y personas allegadas al centro, quienes afirmaron que el problema va más allá de la simple pérdida de autoridad.
En la escuela estudian 1,028 alumnos y, según las fuentes, de febrero a la fecha las pandillas ya lograron reclutar por lo menos a 50 jóvenes. La mayoría de ellos estudia en el turno de la tarde.
Pero esta realidad está oculta a los ojos de quienes transitan por el lugar, quienes podrían considerar que la institución está en un lugar seguro, porque está a escasos 100 metros al poniente de una caseta policial y al norte basta cruzar la calle para llegar al cuartel del Cuerpo de Agentes Municipales (CAM).
Un educador aseguró que, actualmente, hay varios estudiantes de esa escuela que están detenidos por delitos que van desde la extorsión hasta el homicidio.
Añadió que dentro de esa escuela ya no es extraño ver negociaciones de drogas. Mientras que otro docente comentó que ya han descubierto desechos de cigarros de marihuana en los baños.
Esta semana, el jefe de la PNC en la región oriental, Evaristo Padilla, reveló que la inteligencia policial ha detectado movimientos de drogas en el interior de varias escuelas, aunque no quiso revelar los nombres de éstas.
LAS CHARLAS
Hace pocos días, la PNC se enteró de la situación a través de una denuncia ciudadana, y como medida decidió incluir a la institución educativa en el plan de charlas para crear conciencia entre los estudiantes de los riesgos que pueden enfrentar si consumen drogas o si se integran a las pandillas.
La primera vez que los policías llegaron a impartir las charlas, en el interior de la escuela había tres adolescentes que no son alumnos de la institución, pero que llegan casi todas las tardes, confirmaron varios profesores.
Los muchachos ingresaron al salón donde se impartiría la charla y escucharon con atención los argumentos de los policías, quienes no se dieron cuenta de que daban la charla a esos tres sujetos que, según docentes, llegan a la escuela a tratar de reclutar adeptos para las pandillas.
A pesar de que el inspector Portillo afirmó conocer sobre lo que pasa dentro de esta escuela, el comisionado Padilla dijo que no hay denuncias. "No hemos recibido información de esa índole; pero no se descarta que (los pandilleros) puedan, en alguna medida, ganarle el valor a los profesores", manifestó.
Añadió que espera que los docentes busquen el respaldo policial.
Para educadores entrevistados, que hablaron bajo el anonimato por temor, el origen de la problemática que enfrentan tiene una explicación sencilla: el 90 por ciento de los estudiantes que atienden proviene de mercados municipales, donde aseguran hay una alta presencia de pandillas que se dedica, a diario, al chantaje y al narcomenudeo.
"NO ES EXTORSIÓN, ES AYUDA"
Mientras este rotativo entrevistaba a un profesor, el teléfono celular le sonaba con insistencia. Lo entregó en dos oportunidades a otro docente para que contestara.
Este último insistía a la persona al otro lado de la línea en que necesitaba más tiempo, que no presionara tanto.
Cuando el aparato celular sonó por tercera vez, el docente entrevistado llevó su mano al bolsillo, sacó un billete de 10 dólares y lo entregó a su compañero: "Andá dejáselo, decile que es todo lo que ando y que si me espera, después le voy a dar más", le dijo.
Al preguntarle si se trataba de la negociación y pago de una extorsión, asintió con la cabeza. Pero, luego aclaró que se trataba de una ayuda que daba a un muchacho. "Ayuda voluntaria", manifestó.
Y es que las fuentes no hablan de exigencias de dinero de parte de los pandilleros hacia los estudiantes, aunque sí reconocen otras peticiones, como de teléfonos celulares.
Esta institución es una de las pocas escuelas públicas en la que los padres de familia llegan hasta la puerta para proteger a sus hijos a la salida de las clases.
Las fuentes creen que el problema se solucionará solo cuando las autoridades de Educación les permitan a las escuelas la contratación de un vigilante armado, que impida el acceso a extraños.
"Al inicio, cuando venían los cipotes no los dejaban entrar; y se fueron poniendo cada vez más difíciles hasta que llegaron a amenazas de muerte, si no los dejaban entrar, porque ellos dicen que la escuela le pertenece a la pandilla", explicó uno de los afectados.
A la lista de escuelas en situación crítica por el asedio de las pandillas, la Policía también incluye la Pompilio Salgado, en la colonia Ciudad Pacífica; la Batarse, en la colonia La Presita y el instituto nacional John F. Kennedy, de San Rafael Oriente.
Las autoridades policiales esperan que la mesa interinstitucional de Educación pueda brindar la pauta para afrontar este tipo de situaciones.
El Diario de Hoy buscó, durante varios días, a Mario Somoza, director departamental de Educación, para que sentara una postura ante el problema que ocurre en este centro educativo.
Sin embargo, sus asistentes dijeron que estaba muy ocupado y no accedería a la entrevista.
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