¿Por qué otro Plan Educativo? (1)

Domingo, 25 de Julio de 2010 19:13

SIMEDUCO. Cualquier docente que tome en serio su profesión y esté sinceramente interesado en hacer bien su trabajo y en aportar en positivo a la sociedad para mejorarla se preguntará y ¿por qué otro plan educativo? Fracasó el 20-21? ¿Qué le pasa a la educación en El Salvador? ¿Por qué cambiamos tanto? La duda es razonable pero también necesaria. Conviene que en esta crisis y caos en la que la sociedad salvadoreña hace su vida pensemos un poco en lo que está pasando y proyectemos el pensamiento y la acción en una actitud crítica y transformadora.



La duda se fundamente en el hecho de que en los últimos años hemos visto tantos cambios y ahora se nos vuelve a hablar de cambios y se nos dice que tenemos que cambiar. Como si el cambio no fuera parte de la vida cotidiana, de la realidad natural y social y el pensamiento. Entonces, ¿de qué estamos hablando? Cuando arena aspiraba tomar el gobierno a finales de la década de los años 80, nos dijo:”cambiemos para mejorar” y ahora tenemos este país que se debate entre el hambre y la miseria, la vulnerabilidad y la imposibilidad, la criminalidad y la emigración, etc. claro que queremos cambiar, pero no sólo cambiar sino transformar la sociedad y construir algo más digno para los salvadoreños.

Pero en educación hemos tenido tantos cambios: plan decenal y 20 - 21, antes de eso tuvimos la llamada Reforma Educativa de Béneke, nuclearización, etc. lo que se puede concluir de forma rápida y así de entrada y, por lo que se ve, es que los planes y reformas sirvieron para reforzar la crisis y decir a continuación la educación que imparte el Estado no sirve, entonces privaticémosla. Se trataba de la orquestación de un plan al servicio de las empresas transnacionales y de los países imperiales. En la década de los años 90 no pudieron privatizar porque encontraron la resistencia del magisterio y de otros sectores de la sociedad. Ahora vuelven a intentar, o mejor dicho viene la segunda fase de toda esa pensada estratégica, ese plan se llama 20-21 el cual tiene una mejor elaboración técnica y una argumentación política más sutil. En eso entramos el plan social educativo: vamos a la escuela, que podría ser una reelaboración del 20 – 21, para presentárnoslo con lenguaje de izquierda y que lo aceptemos con mucho entusiasmo y sin mayor cuestionamiento. La pregunta cabe porque lo que sabemos es que los organismos internacionales que están detrás en el interés privatizador su dominio e influencia son tan grandes que gobierno con inclinación hacia la izquierda en otras latitudes no han podido escapar. Han sido acorralados de tal manera que si no se someten, es decir, sino se portan bien, les amenazan con desaparecer como en Honduras con Mel Zelaya y otros. Y mucho más fácil es si un gobierno que está comprometido con estos organismo como: BM, FMI, AID, BID, OMC y hay un ministro que no encaje con esta forma de pensar, simplemente lo quitan.

Pero los reformadores en educación son tan atrevidos en esto de lo que hacen y cómo lo hacen. En Colombia todo el negocio de la educación el gobierno de Álvaro Uribe le llamó Revolución Educativa, y esta reforma se está ejecutando siguiendo los dictados, en forma fiel, del Consenso de Washington. La privatización sería algo nefasto para los trabajadores y las economías de nuestras familias. Pues miles de maestros serían lanzados a la calle condenados al desempleo, y quienes se queden serían sometidos a un ajetreo de trabajo intenso y muy mal remunerado, como ya ocurre en otros sectores, aquí mismo en nuestro país. En esto hay que recordar lo que pasó a los trabajadores en ANTEL y de las distintas dependencias del Estado que fueron despedidos por el afán perverso de achicar el Estado y privatizar.


La primera fase de privatización de la educación en El Salvador fue en aquel momento cuando se crea el Programa EDUCO, que tiene como antecedentes el cierre de la Ciudad Normal “Alberto Masferrer” convertirla en cuartel, el cierre de la Universidad Nacional y el surgimiento de universidades privadas, algo así como si fuera “generación espontánea”. Esto hizo de la educación superior universitaria un fabuloso negocio, pero no mejoró la calidad, que era uno de los argumentos, sin embargo, los mercaderes de la educación siguen diciendo la educación en la Universidad Nacional es de mala calidad.

Nuestra intención no es boicotear el plan, al comentar lo que buscamos es introducir un poco de racionalidad a lo que estamos haciendo. Es natural, entonces, que queramos conocer de dónde viene la idea y hacia dónde nos va a llevar. Es nuestro derecho y deber. Vamos a comentar, en varias entregas, este plan en el contexto nacional e internacional y desentrañar el fondo.