Las aulas sin ventanas, el techo con goteras. El sistema eléctrico falla y les falta el agua
Sábado, 7 de Enero de 2012Pese a todo, Francisco Zelada, el director de la institución, inició esta semana las primeras acciones de limpieza en algunas secciones. Lo hizo con apoyo de dos personas más que cuidan la institución, pero es trabajo contra corriente, porque los remolinos de tierra que con el viento se forman en el exterior suman polvo sobre el suelo, el mobiliario escolar y los escritorios de los maestros.
El inicio del año lectivo en el Centro Escolar Comunidad Planes de Mariona, de San Luis Mariona, de la capital, resulta sombrío. Las condiciones de las instalaciones son deprimentes y las necesidades de materiales se multiplican.
"Tenemos matriculados 365 niños y puede ser que eso aumente", dijo Zelada en alusión que cuando los docentes (siete en total) regresen el próximo 9 de enero aún hay posibilidades de matricular otros pequeños, dado que en la zona sólo ha y cuatro escuelas.
La institución, que nació hace 15 años y está bajo la administración de una Asociación Comunal Educativa (ACE), tiene seis aulas.
Ningún salón tiene ventanales que protejan a los niños y a los docentes. Los techos de los salones están dañados y el sistema eléctrico también ya cumplió su vida útil, tanto así que cuando encienden la luz se producen cortocircuitos en uno de los salones.
El terreno sobre el que está asentado el Centro Escolar Comunidad Planes de Mariona fue propiedad de la Alcaldía de Cuscatancingo y luego por medio de un decreto pasó a manos de la Alcaldía de Ciudad Delgado.
El terreno está muy deteriorado. El director y quienes le acompañaban explicaron que se volvió muy escabroso porque se ha ido lavando con las lluvias del invierno.
En 2011 tres alumnos terminaron en el hospital, porque cayeron sobre algunas estructuras de cemento que han quedado al descubierto y tuvieron heridas en la cabeza y otras partes del cuerpo.
A los costados del terreno están dispersas varias estructuras, entre ellas unos desvencijados baños, una bodega y un chalet improvisados donde lo que los niños encuentran son golosinas.
Y es que los niños ni los padres de la zona no tienen mucho donde escoger en cuanto educación y alimentación.
Se trata de una zona semirrural donde al igual que en muchos lugares del país la delincuencia ha vuelto la vida más complicada, aún más para los profesores que muy de mañana o muy tarde van por los caminos de polvo y solitarios. Dos de los docentes ya han sido asaltados en el trayecto a la escuela, uno incluso fue golpeado.
Por ello es que tienen que destinar entre $25 y $50, de su salario, para que un transporte los lleve hasta la puerta de la escuela.
El director Francisco Zelada expresó que desde que él se incorporó a esa escuela varias veces ha pedido ayuda al Ministerio de Educación (Mined) y a las dos municipalidades. Esto con el fin de que les ayuden a mejorar las instalaciones de la escuela, pero ninguna de las instancias les ha tendido la mano.
A ellos les favorecería mucho si la Alcaldía de Ciudad Delgado da el terreno en comodato al Mined, porque eso allanaría el camino para que les arreglen la escuela o les construyan más áreas, que tenga muro perimetral, biblioteca, centro de cómputo con su respectivo equipo.
El director expresó que él no puede desarrollar ningún esfuerzo de rehabilitación de la escuela o de compra de materiales didácticos, puesto que carece de dinero.
Según explicó, por ley el presupuesto que el Mined destina a la institución sólo puede ser manejado por los miembros de la ACE.
En este caso, ellos son los que definen en qué se invierten los fondos y los ejecutan.
Así la Asociación tendrá muchos retos este nuevo año, el primero de ellos es brindar materiales para que los profesores puedan ambientar la escuela para dar la bienvenida a los estudiantes y cubrir otras necesidades que les indiquen el director y los educadores, como es el caso del material gastable que se utiliza durante las clases.
Otro de los retos que tiene la ACE es comprar veneno contra ratas porque como el piso de la dirección no tiene ladrillo por lo que los animales entran a comerse los alimentos que se utilizan para dar el refrigerio a los niños.
El profesor añadió que la institución también requiere de utensilios para cocinar los alimentos y dinero para comparar gas y aderezos.
Como carecen de esos recursos, las madres se turnan para llevar los alimentos en crudo a su casa donde preparan el refrigerio de los niños y luego lo llevan a la escuela.
Cada niño lleva su traste y cubiertos. Eso es por dos razones: una es porque en la escuela no cae el agua muy frecuentemente y la otra es que tampoco hay quien se encargue de lavar los trastos sucios.
El ministro de Educación, Salvador Sánchez Cerén, reconoció, el viernes pasado, que para mejorar toda la infraestructura escolar necesitan 450 millones de dólares, pero "no los tenemos", declaró.
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