Cuestionan claridad y poco acierto en el campo de la educación

El presupuesto es bajo, no hay cambios en el currículo y no se mide el impacto de las medidas

Esta gestión da cuadernos, uniformes y calzado a los alumnos, para que no deserten. Foto EDH /Archivo

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Jueves, 1 de Diciembre de 2011

os pasos que el gobierno ha dado en el campo educativo no terminan de convencer a los directores de centros educativos, gremios de docentes, colegios y especialistas en la materia.

"Continuamos con baja inversión. Mientras no se supere el 3 % (del Producto Interno Bruto (PIB), difícilmente se responderá de forma adecuada a las necesidades del país", apuntó Felipe Rivas, consultor educativo. Rivas es uno de quienes recuerdan que al inicio de la gestión el gobierno tenía la meta de que a estas alturas la inversión en Educación superaría el 3 % del PIB para llevarlo a 6 % en 2015.

Tanto él como su colega Óscar Picardo, además de Manuel Molina, el secretario general del gremio Simeduco, no son optimistas, porque consideran que el ritmo de inversión anual ha sido muy reducido.

Picardo es más categórico al destacar que la inversión está "estancada", una palabra que también sonó en uno de los gremios de colegios.

Molina habla de que hace tres años la media latinoamericana de inversión en educación equivalía al 6 % del PIB, mientras el Foro por el Derecho Humano a la Educación con Calidad y Equidad (Fonadese) plantea que debería equivaler al 7 %.

"Allí está una de las grandes deudas. Es un proceso que va avanzando, pero al ritmo que va el gobierno tendría que aumentar un uno por ciento para 2013 y otro uno por ciento para 2014", detalló Molina, quien es también director Ad honorem de una escuela rural.

Molina y Felipe Rivas advierten que el gobierno ha tenido algunos aciertos, con el tema de la entrega de paquetes escolares, uniformes y calzados, la expansión del Programa de Alimento Escolar a escuelas del área urbana, la Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno, el empuje de la educación inicial, pero no dejan de observar que estas medidas están limitadas por la falta de dinero.

Cabe destacar que ha sido hasta estos últimos meses que los titulares de la Cartera de Educación hablan de incrementar el número de centros beneficiados con Escuela Inclusiva y con la educación inicial, pero el número no pasa de 100.

La entrega tardía de los alimentos, los uniformes y el calzado (porque los recursos no llegan a tiempo y por la burocracia) empaña la intención de ayudar a los padres de familia. Además, hay coincidencia en pedir que se evalúe el impacto real que estas medidas tienen en reducir los indicadores de deserción y repitencia, tal como se insiste en los discursos.

Para Javier Hernández, presidente de la Asociación de Colegios Privados (ACPES), es peligroso que bajo esa figura asistencialista el padre de familia se vuelva conformista y vea a la escuela más como salida económica que como sitio donde se brinda la enseñanza de las letras, de los números y donde se provee a sus hijos de herramientas para la vida.

Otras taras

La baja asignación presupuestaria, que también afecta la inversión en infraestructura escolar, dotación de materiales educativos y tecnología, no es lo único que cuestionan.

Como afirma Edgardo Guido, del Sindicato de Maestros (Simes), "el magisterio está un poco desilusionado. Las aspiraciones que se tenían no eran así".

Y es que los profesores que viven el día a día en las aulas esperaban cambios en el currículum (que abarcaría nuevos programas de estudio, nuevas metodologías de enseñanza, nuevos enfoques educativos). En ese punto los colegios privados también esperaban mejoras.

"La Cartera de Educación no ha satisfecho las expectativas que teníamos. Esperábamos cambios que sustentaran la calidad y cobertura. Según nuestras evaluaciones ambas cosas no se han cumplido", agregó Javier Hernández, de la ACPES.

Los docentes de aula subrayan que la necesidad de mejorar el currículum es evidente con los promedios bajos que las secciones completas obtienen a fin de año.

El magisterio esperaba cambios en el trabajo de las direcciones departamentales de Educación, que les permitieran tener mejor desempeño y que, más que zapatos y uniformes para alumnos, se dotara las escuelas con los recursos que nunca han tenido. Además, esperaban mejores económicas sustanciales.

Las gremiales de educadores señalan que el gobierno no ha cumplido con la revisión salarial que por ley tendría que aplicarles en 2012. Para ellos, ese retraso implicará que la revisión de 2014 no se concretará en el tiempo necesario para que se haga efectiva en 2015, cuando ya esté en el ejecutivo un nuevo presidente.