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lunes, 4 de enero de 2010
La minería, mercado y poder
Dagoberto Gutiérrez
Después de largos años y de prolongado silencio en los socavones oscuros de las mina, las empresas transnacionales, descubren y ubican oro en el norte del país, una prolongada franja como río de sangre corre a lo largo de los departamentos norteños y así como la sangre atrae a las aves de rapiña, así el oro atrae a los mercaderes de la minería metálica, se rompe el silencio y las empresas inician el proceso que va de la exploración, pasa a la explotación y llega al mercadeo.
La Pacific Rim, empresa con capital canadiense, resulta ser la más animosa y la que abre brecha en las comunidades del departamento de Cabañas, porque la zona de El Dorado ha resultado ser, según las pesquisas mineras, un área de fuerte carga aurífera.
La quietud de la comunidad se rompe como el espejo de una poza al caerle una piedra; pero la gente no reacciona al principio y el ir y venir de las máquinas, de los camiones y de personas extrañas y extranjeras, desconocidas y sospechosas, silenciosas y de mirada huidiza, llega a alterar la vida comunitaria después de varios meses, porque la exploración es la que indica a los mercaderes si hay oro en ese suelo pedregoso, cuanto oro hay y cuanto vale aproximadamente.
Como suele ocurrir, se trata de terrenos rústicos sin valor aparente en la superficie, pedregoso, con arbustos, pero vinculado a fuentes de agua de superficie y subterráneas y por eso las comunidades tienen una vida íntimamente unida a estos suelos que ocultan en sus intimidades cavernosas, el oro apetecible. El punto es que los gobiernos sucesivos han entregado toda la riqueza minera del país a las grandes empresas y nunca han establecido ninguna responsabilidad y mucho menos culpabilidad por los daños ocasionados a la naturaleza ni a los seres vivos, humanos y no humanos, y ahora ante la crisis del dólar, los capitalistas planetarios prefieren tener su dinero convertido en barras de oro y no en billetes verdes, que de un día para otro no valen nada; ese metal se vuelve de nuevo, codiciado y buscado, y ¡ay de aquella sociedad con la mala suerte de tener oro en sus suelos!, porque todos los buitres, de todo plumaje y picotazo, le sacara los ojos a la gente, a la tierra, a los animales y a la naturaleza por una onza de oro.
La mala noticia de tener oro en tu suelo, o petróleo, carbón , agua, o gas natural, nace del hecho de tener, al mismo tiempo, un gobierno y una oligarquía sirvientes de las empresas que extraerán esos recursos sin que el país ni la sociedad obtengan ningún beneficio de su explotación , y por el contrario, sufran y paguen el costo de la destrucción del medio ambiente de la contaminación del suelo, de las aguas , de los seres humanos y de sus animales, todo esto se llama externalidades, que las pagan las comunidades, mientras las empresas se embolsan, eso si, las utilidades.
Este intercambio desigual y perverso, es lo que produce la resistencia popular a la minería, y es lo que vuelve a esta actividad capitalista en una amenaza mortal para los seres humanos. Tratándose de un país como El Salvador, con mínimo territorio, mínimos recursos naturales, mínimos gobiernos, gran población y gran voracidad en sus oligarquías, esta minería genera la resistencia esperable en una sociedad que aprende ,día a día, a ser digna.
Por supuesto, que existiendo una boda rigurosa y secreta entre guerra y mercado, y siendo la utilidad mercantil, ciega, sorda y muda, ante todo que implique bienestar humano, es la minería fuente permanente de guerras, conflictos internos, desangramientos intercomunales, desplazamiento de poblaciones, golpes de estado y divisiones sociales.
La lógica de esta realidad parte del hecho de que la minería se realiza en medio de las comunidades, en sus tierras de labranza, en las vegas de sus ríos y ojos de agua, porque los metales no han aprendido a evitar a la gente y allí donde hay metales hay buitres, que tratan de convertir a los pobladores en la carroña, y al metal buscado en el paciente privilegiado, que vale mas , mucho mas que cualquier ser humano con sombrero, con zapatos empolvados, con camisa sin abotonar y pantalones con bolsillo sin dinero que proteste e intente impedir a la empresa su negocio.
Todo esto ocurre en el departamento de Cabañas, y la empresa minera que ha creado la figura llena de humor trágico de La Minería Verde, ha capturado también la imaginación de una parte de sus víctimas, ofreciendo empleo seguro, en un océano de desempleados; carreteras, escuelas, clínicas etc. Son ofertas que en un mundo de desamparados logran atraer y bajar la cohesión humana. La empresa también captura a los gobiernos, financian campañas electorales, pueden financiar gestiones gubernamentales y pueden controlar el poder político local, con tal de llevarse al final la riqueza apetecida.
En Cabañas se ha llegado hasta el asesinato y por ahora hay tres personas muertas con el estilo de la ejecución de las bandas de ultraderecha, dos hombres y una mujer embarazada y madre de 7 hijos, todos resistentes contra esta minería, todos miembros de las comunidades, todos abandonados por el gobierno por el que votaron, y todos cubiertos por un manto de silencio espectral que vuelve impenetrable a las manos asesinas y a los autores intelectuales.
Las comunidades de Cabañas resistentes ante la minería, los asesinados y el silencio gubernamental ante los hechos son la prueba de fuego del momento que determinara quien gobierna a quien en nuestro país, por ahora el mercado tiene las mejores cartas, pero el pueblo, como siempre, tiene la ultima palabra.
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