El Ministerio de Educación (MINED) registra una solicitud por $20.4 millones de parte de 35 instituciones que ejecutan diversos programas educativos.
Escrito por German RivasViernes, 18 noviembre 2011 00:00
“Imagino que hubo una revalorización, por ejemplo, en alfabetización. Antes, las universidades colaboraban muchísimo.”
Joao Picardo, vicerrector de ISEADE-FEPADE
“No entendemos por qué se sigue subsidiando este tipo de ONG.”
Manuel Molina, secretario general SIMEDUCO
“Normalmente constituyen alianzas importantes que movilizan más recursos pero, sobre todo, cohesiona.”
Felipe Rivas, vicepresidente de la FIECA
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Las autoridades de Educación contemplan en su proyecto de plan de gastos 2012 retomar la relación de trabajo que tenían con las denominadas Implementadoras de Programas Educativos, las cuales ejecutan diversos proyectos con recursos estatales.
Estas organizaciones y fundaciones –con fines de lucro o sin ellos– cuentan con un cúmulo de experiencia en temas como alfabetización, educación inicial, educación especial, tecnología, educación media, arte y cultura, Jóvenes Talento; complementando el trabajo que el MINED realiza bajo el Plan Social Educativo.
Para este año, unas 15 implementadoras quedaron fuera del plan de gastos en educación, ya que se realizó un recorte de $2 millones utilizados para la contratación de 637 maestros.
Según el Presupuesto 2012 del MINED, las implementadoras han solicitado $20.4 millones, incluidas algunas de las que quedaron fuera del listado el año pasado. Respecto a 2011, dicho financiamiento se reduce en $4 millones.
Entre las instituciones que recibirían mayor cantidad de recursos están la Escuela Especializada en Ingeniería ITCA-FEPADE, la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, la Universidad Católica de El Salvador, la Universidad Tecnológica y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
También están la Asociación Prohogar Permanente de Parálisis Cerebral, Fundación Salvador del Mundo, Fundación Salvadoreña Educación y Trabajo, y la Asociación de Ciegos de El Salvador.
En total son 35 las implementadoras que el MINED ha contemplado para la erogación de recursos, frente a las 29 con las que terminó trabajando este año, aunque una reorientación de fondos realizada por la Asamblea Legislativa incorporó de nuevo a las 15 que habían quedado fuera.
Algunos diputados de la comisión de hacienda ya reclamaron al MINED por qué algunas instituciones no están incluidas en el presupuesto del próximo año, como la Fundación Padre Arrupe.
Para el analista y vicepresidente de la Fundación Innovaciones Educativas Centroamericanas (FIECA), Felipe Rivas, retomar el trabajo con las Implementadoras de Programas Educativos es muy positivo porque al mantener alianzas estratégicas con la sociedad civil se movilizan muchos más recursos de los que el mismo Estado considera, sea a través del voluntariado o con inversión propia y cooperación.
“Normalmente constituyen alianzas importantes que movilizan más recursos, pero, sobre todo, cohesiona en torno a programas y aportan a los sistemas de educación alternativa o algunos programas que el mismo Gobierno define pero que le dan la diversidad e inclusividad que necesitan”, manifestó Rivas.
También consideró que con las implementadoras se llega a sectores donde tradicionalmente el Estado no logra alcanzar, atendiendo a poblaciones de mayor riesgo; aunque se tiende a ver el tema de cobertura, por lo que la calidad de estos servicios debe mejorarse siempre y cuando gocen del respaldo oficial.
“Se debe dar acompañamiento técnico especializado, pero a veces el ministerio no lo tiene y sí las implementadoras. Hay que estimular más la formación técnica, eso ayudaría bastante por el tema del vínculo laboral y eso siempre es favorable, más en el área rural”, agregó Rivas.
Por su parte, Joao Picardo, vicerrector de ISEADE-FEPADE, manifestó que al parecer ha habido un reconsiderando de Educación en función de los indicadores de ejecución, ya que las implementadoras ayudan mucho en este aspecto con altos niveles de eficiencia en términos generales.
“Imagino que hubo una revalorización, por ejemplo, en alfabetización. Antes, las universidades colaboraban muchísimo, al quitar el subsidio eso baja y los indicadores se sustentaron en un voluntariado que posiblemente no funcionó como se esperaba”, dijo.
A su juicio, no se puede generalizar con que las instituciones privadas no requieren de recursos para ejecutar programas educativos, aunque afirmó que –desde su análisis– revisaría el de Jóvenes Talento y sostendría aquellos que están orientados a la educación media, donde se registran deficiencias graves.
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