Eran tiempos polvorientos y azarosos cuando Luis, Director de la Escuela del Cantón la Joya muy cerca de Comasagua, vio pasar a las 11 de la mañana a una mujer del pueblo, el viento le remolineaba la falda, alborotaba las hojas y levantaba los papeles del camino, pero Gloria no parecía darse cuenta de eso y prácticamente arrastraba a un niño y a una niña que venían de las dos manos de la madre. Tenía 21 años y su mirada se cruzó fugazmente con la del joven profesor que, de pie y una pierna cruzada con la otra, la miró y largamente hasta que se perdió en un recodo del camino la figura de la muchacha.
Gloria Esperanza Gonzáles no se imaginó lo que vendría después de esa mirada, pero 49 años después y con 73 años de vida moriría de insuficiencia renal, siendo madre de 5 hijos y con una vida intensa, fructífera y trepidante.
En realidad Gloria se enamora de Luis y Luis de Gloria, pero de diferente manera, Gloria se convierte en la razón de ser y la fuente de seguridad que siempre conectó la vida de Luis a la realidad, y Luis siempre fue el sentido de las cosas y la otra parte en la vida de Gloria.
Luis se incorpora al partido comunista y su vida pasa a ser el amorío con los ideales supremos, pero sin abandonar los corredores terrenales de la vida y los placeres que esta brinda, Gloria siempre garantizó, con inteligencia, paciencia infinita y amor a toda prueba, la marcha del hogar. Luis conoce a su primer hija a los 15 días de nacida mientras vivían en la misma escuela en una habitación del Cantón la Joya de Comasagua.
En 1968, se trasladan a San Salvador a la populosa zona de Zacamil, esa casa siempre fue el hogar de los hijos de Gloria y Luis y también de la familia de él. En cierta ocasión uno de sus cuñados, Jorge, le ayudó a capturar, de manera discreta, la gallina de unos vecinos para hacer la sopa y alimentar al grupo familiar, mientras tanto Luis trabajaba de capataz en una finca durante las vacaciones de fin de año.
Gloria vendía ropa para aumentar sus ingresos y sus clientes estaban sobre todo en la Colonia Ferrocarril, se trataba de aumentar los ingresos para la familia creciente hasta que, dejan Zacamil y pasan a vivir en Ciudad Delgado.
En realidad Gloria se incorpora a la lucha política antes que Luis, porque se hace vendedora del Diario Voz Popular que era el periódico del Partido Comunista y esto suponía actividad política, conciencia y conocimiento del bando conveniente y de la vida necesaria.
En 1973 regresan a la Zacamil al edificio 53, apartamento 43, cuarta planta. Como siempre gloria construye su tejido social y amistades, pero de repente el dueño de la tienda anuncia que ya no dará fiado nada, y gloria empieza a lavar ropa ajena y también a vender pollos Sello de Oro, nunca fue una vendedora exitosa, porque al ser buena persona no podía engañar a nadie y decide a vender tamales de gallina y así, un día de tantos descubre a los trabajadores de la fábrica DIANA que le compran todos sus tamales y a mejor precio; tuvo tanto éxito que hasta se hizo trabajadora de la fábrica y el primer día de pago, siendo autosuficiente, dio a cada hijo algo de su salario. Una nueva hija se incorpora a la familia cuando el padre de Luis, Don Santiago de 75 años tiene una hija, Iveth que es criada y educada por Gloria.
Su casa se convierte, en los años de guerra, en centro de conspiración, lugar de reuniones patrióticas y revolucionarias y centro de impresión. Gloria se hace sindicalista y su hijo Luis se incorpora a la guerra, al mismo tiempo que Luis, su padre también se va a la montaña. El hijo caerá en combate en 1983 y Gloria es golpeada mortalmente por el dolor y la angustia, mientras su otra hija Vicky que trabajaba en la Comisión de Derechos no gubernamentales es capturada en 1987 junto con Gloria.
En 1989, Vicky y Gloria salen hacia Nicaragua y conocen el exilio; pero en 1990 regresa de nuevo a Zacamil para recibir el ramalazo trágico de la muerte de Vicky en accidente de tránsito en 1991. La salud de gloria se desploma, pero su resistencia y su amor a la vida se mantienen, inicia un largo proceso de diálisis que la amarra a la realidad.
Gloria no quiere morir, no pierde su humanidad y solidaridad pero la vida la abandona minuto a minuto y ella sigue siempre aferrada a lo cotidiano hasta que el primero de enero del 2010 y a las 6:15 de la mañana cruza el umbral de la vida y nace la historia de una mujer que supo vivir intensa, humana y solidariamente.
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