El uno de junio tomará posesión un nuevo gobierno, resultado de unas elecciones cuyos votantes dijeron no a veinte años de neoliberalismo, de exclusión y marginación, de enriquecimiento escandaloso de una minoría. El sector docente y más allá, tienen la expectativa de quién será el nuevo ministro o ministra de educación, cual será la política educativa que se ha de implementar, que cambios se van a introducir, cómo se abordará la crisis que vive la educación, etc. La educación que hemos tenido ha centrado sus esfuerzos en la “fabricación” del hombre-mujer que respondan a los intereses de quienes manejan el mercado. Podemos decir que este objetivo lo alcanzaron. La sociedad de consumo funciona de maravilla. Las ganancias ya son excelentes y las expectativas, son mejores todavía.
A la educación neoliberal, no le interesan l@s hombre-mujer críticos, que piensen, que analicen, que comparen, que sean estudiosos, que digan no. Esos seres humanos son enemigos del consumismo, no responden a las “necesidades” de ganancia, no convienen ni a la libertad, ni a la democracia, mucho menos a los businessmen. De tal manera que lo de la calidad y el 2021 es una solemne mentira, así como lo del “gobierno con sentido humano.”
El éxito empresarial se construye también sobre la crisis de la educación. La educación está extraviada desde hace 40 años, desde la reforma de Béneke. La educación ha perdido calidad en forma gradual, algo que pareciera misterioso, pero que en verdad así ha sido pensado y ejecutado. Se predicó la filosofía del tener en vez de la filosofía del ser; entre más tienes más vales, sino tienes no vales, no precisamente desde las aulas, sino desde los grandes medios de comunicación, que son fábricas de consumismo.
Cualquier plan de educación nacional que aspire a solucionar la crisis de la educación en El Salvador debe partir de que el problema fundamental de la educación no es técnico, sino político. Si el nuevo gobierno realmente está planteándose la solución a la crisis debe romper con la lógica perversa del neoliberalismo, hacer una consulta de verdad al sector docente, vigilar y regular la actividad de los grandes medio de comunicación porque son verdaderos maestros en la siembra de antivalores.
Los nuevos titulares de educación deben tener la conciencia y el valor suficientes respecto al origen de la crisis, para enfrentar y no yerren en las medidas. Porque la actual ministra de educación y compañía creen que la mala calidad se debe a la mala praxis docente. Lo que realmente ocurre es que los grandes medios de comunicación o manipulación le ganan la batalla a la escuela fácilmente en esto de la siembra de valores - antivalores. Una escuela atrasada, con muchas carencias materiales cede sin mucha resistencia frente a la tecnología de punta que emplean los grandes medios en la siembra de consumismo, individualismo, droga, sexo fácil y una cantidad de porquerías.